18 de septiembre de 2011

Un día en Brooklyn


Este fin de semana he estado en Brooklyn. Y me ha encantado!

Desde mi casa está aproximadamente una hora en metro, ya que hay que cruzar Manhattan y el East River. Empecé la ruta en el Brooklyn Botanic Garden, un parque de más de 20 hectáreas. No he estado en muchos jardines botánicos hasta ahora pero este es bonito. No tanto por la espectacularidad de las plantas y árboles que hay sino por el lugar. Evidentemente verde, con un lago “estilo jardín japonés”. Los invernaderos no me apasionaron demasiado la verdad, había una zona tropical (donde se estaba a 40 grados mínimo! Fue una limpieza de cutis entrar ahí, todos los poros abiertos en 5 segundos, como una sauna) y una desértica, llena de cactus de todos los tipos (donde a pesar de lo que yo imaginaba, la temperatura era normal).
Lo hice de arriba abajo, pasando por los cerezos, los rosales, las fuentes, etc. No es una visita obligada ni mucho menos, pero a quien le gusten las plantas pues ahí está. Los sábados por la mañana (de 10 a 12h) es gratis. Si no, no vale la pena pagar para verlo. Y en breve descubriréis porqué.




Justo detrás del jardín botánico se encuentra el Brooklyn Museum, que yo no entré a visitar pero desde fuera es maco maco.


Sigo andando hasta Park Slope Historic District. Así se denomina el barrio situado justo al oeste del parque más grande de Brooklyn (que luego os contaré). Se trata de 13 manzanas que después de la apertura del Brooklyn Bridge se convirtieron en uno de los lugares más deseados para vivir. Son todo casitas victorianas y las calles son muy tranquilas, únicamente residenciales pero con mucho encanto y con vistas privilegiadas al parque. Paseé por cada una de las calles sin dejarme ninguna y fue como no estar en Nueva York. No había prácticamente nadie, había silencio y se respiraba tranquilidad. Los fines de semana suelen cerrar algunas calles al tráfico y los vecinos pasan las horas en la calle junto a sus hijos y mascotas. Además, en las puertas de las casas improvisan mercadillos, cada uno de lo que quiere (había niños vendiendo sus juguetes que ya no usan, mujeres mayores vendiendo ropa usada, muchos vendiendo libros de segunda mano) y también había paraditas con talleres para niños, que organizaban los mismos vecinos. Me estuvo contando un hombre que vive ahí, que es como pasar el fin de semana en familia ya que todos se conocen y organizan actividades para los niños juntos. Y mientras, ellos hablan. Me pareció genial y muy acogedor. Eso sí, no hay ni un bar ni una tienda ni nada, tan solo casas unifamiliares. 

Park Slope si que es una visita que los que podáis, recomiendo hacer. No hay nada que visitar, no hay monumentos, ni tiendas, ni bares pero callejear por ahí en fin de semana es como pasear por un pueblo, las casitas todas tienen su encanto, con sus entradas, sus jardincitos… se desconecta del ajetreo de Manhattan. Y además está limpio, cosa que no se puede decir de la Gran Manzana (almenos no la mayoría de barrios).

Una vez terminada la ruta por Park Slope me adentré a Prospect Park. Este inmenso parque de Brooklyn tiene 585 hectáreas y fue diseñado por los mismos arquitectos que hicieron Central Park, aunque después. Y hay que decir que lo mejoraron.
Los neoyorquinos tienen mucha suerte de poder disfrutar de una maravilla como esta en pleno centro de Brooklyn. Es espectacular, para mi mucho mejor que Central Park. Esta sí que es una visita obligada. Tiene varias zonas diferenciadas, una más boscosa y otra con explanadas de césped y para practicar deportes.
Ir caminando por un caminito rodeada de altísimos arboles y arbustos y de pronto encontrarte un río, con patos, su cascada… es precioso! Ni por asomo llegas a pensar que estás en medio de una de las ciudades más pobladas de USA. Oyes el ruido del agua del río, de los pájaros y nada más! No coches, no gente, no sirenas… no oyes nada!


En las explanadas hay cantidad de gente haciendo picnic, pero en plan profesional eh! Con mesa y barbacoa incluidas! Pero todo con mucha clase, nada de domingueros. Un montón de familias con niños pequeños, incluso bebés, estirados en mantas, jugando y relajándose… y muchísima gente haciendo deporte. Ya sea en bici por los caminitos del parque, haciendo footing o jugando a beisbol en los campos habilitados, o simplemente en el césped, practicando tiros de beisbol o haciendo un partido de futbol americano entre los colegas. El parque respira vida! Hay gente de todas partes, cada uno haciendo lo suyo sin molestar. Es tan grande, taaaan grande que al más cercano lo tienes lejos. Me encantó y ojalá tuviéramos algo parecido en Barcelona.
Y, igual que Central Park pero este aun más grande, es un paraíso para los perros, donde pueden andar libremente por la zona más boscosa o en el césped.


Precisamente porque existe Central Park y Prospect Park no vale la pena ir al jardín botánico, porque puedes pasear por zonas verdes mucho más grandes y más “naturales” sin la necesidad de pagar o de ver las plantas ordenadas por tipos y colores.

Siguiente parada: Brooklyn Heights. Con vistas a East River, el skyline de Lower Manhattan y la Estatua de la Libertad, es un distrito con mucho encanto, cuyas calles son parecidas a las Park Slope, por las casas unifamiliares, los arboles en las calles… pero con mansiones gigantes y casas neoclásicas del año de la tos. Muy cuco todo. No podéis perderos las calles de Willow Street (donde vivió Truman Capote) o Montague Street (donde vivió Arthur Miller).
Además, como curiosidad, deciros que todas la calles tienen nombre de fruta o de árboles, como Orange Street, Pineapple St, Cranberry St, etc.
Es una barrio muy bonito a tan solo 5 minutos en metro de Manhattan y donde muchos neoyorquinos residen buscando la tranquilidad y precios mucho más
asequibles.


Y para terminar, de vuelta a Manhattan por el Brooklyn Bridge. Un puente, que en su día fue el más grande del mundo. Construido en acero y que todavía está en pleno uso. Seguramente ofrece una de las mejores vistas de Manhattan, pero no tuve la suerte de poder apreciarlo porque está en obras y lo han tapado todo con unas maderas y lonas blancas, así que yo no vi un carajo. De todas formas, me decepcionó, porque los mil cables de acero con los que está construido te impiden ver con nitidez el paisaje. No sé, quizá mi indignación al no poder ver nada fue tanta que ya no me gustó. Tendré que volver otro día y darle otra oportunidad. Además, escogeré un día con mejor tiempo porque quizá las nubes tampoco ayudaban a lo idílico de la ruta.



En fin, de manera lo más breve posible, os he contado mi día en Brooklyn. Si tengo oportunidad de volver, os seguiré contando cosas de este barrio que me ha encantado!

Un beso a todos!! ;)



3 comentarios:

  1. Com m'agradaria que a Barcelona es fes alguna cosa similar, fer paradetes i comprar i vendre el que ja no necessites...
    Vas comprar alguna coseta?
    Segur que jo no m'hauria pogut resistir.
    Una ruta molt maca i molt verda!!
    Encantada de llegir-la.

    ResponderEliminar
  2. 1- vull viure a park slope
    2- dona-li una altre oportunitat al brooklyn bridge, a mi em va encantar, ja veuras com mola mes la propera vegada sense obres i amb solet!

    Muas
    Anna V

    ResponderEliminar
  3. Nina!!a veure si aquest cop m'en en surto, m'agrada el blog però em fas envejaaaa moooolta enveja, jo vull anar amb el nit a un parc així i fer un picnnic al solet amb una sadwich o alguna cosa així , un peto ben gran

    ResponderEliminar